Como mujer, socióloga y en mi rol de primera dama del municipio Maracaibo, me sentí comprometida con la defensa de los derechos de las mujeres. Consciente de las disparidades de género y las inequidades sociales que las afectan, entendí que estas barreras no solo vulneran los derechos individuales de cada una, sino que también impactan negativamente en la protección integral de la familia.
En este sentido, desde la Alcaldía de Maracaibo, nuestro interés radicó en impulsar políticas públicas que fortalezcan la autonomía económica de las mujeres y brindar las herramientas necesarias para superar la pobreza y alcanzar una vida digna.
Preocupada por las desigualdades de género en las comunidades del municipio, fundamentalmente en la población femenina de mayor vulnerabilidad, y considerando que las desigualdades manifiestas se constituyen en una limitante para la participación efectiva de las mujeres en los distintos ámbitos del quehacer social, desarrollé una investigación sobre la autonomía económica de la mujer en el municipio Maracaibo.
Este estudio, elaborado para culminar mis estudios de Maestría en Gerencia Pública en La Universidad del Zulia, me permitió conocer desde una perspectiva de género los factores que históricamente inciden en la generación de brechas de desigualdad con rostro de mujer y revelar los factores determinantes que limitan su capacidad de autosuficiencia, en un contexto donde la feminización de la pobreza es cada vez más evidente.
«Preocupada por las desigualdades de género en las comunidades, fundamentalmente en la población femenina de mayor vulnerabilidad, desarrollé una investigación sobre la autonomía económica de la mujer en Maracaibo».
El estudio revela, entre los aspectos más significativos, la influencia de los roles de género tradicionales en la disparidad salarial y la percepción de las responsabilidades familiares, que limitan la autonomía económica de la mujer.
La identificación de las desigualdades me hizo reconocer que estas brechas están enraizadas en factores diversos y complejos que limitan la autonomía económica y el bienestar de las mujeres, destacan la falta de acceso a información sobre salud, sexualidad y violencia de género, lo cual impide la toma de decisiones informadas sobre sus cuerpos y su bienestar. Además, la persistencia de roles de género tradicionales perpetúa disparidades salariales y dificulta el acceso equitativo a oportunidades económicas, limitando así su autonomía y su empoderamiento.
Ante este panorama, el compromiso es seguir promoviendo las leyes y programas de apoyo disponibles para las mujeres que sustentan los ejes fundamentales de la gestión, y seguir trabajando incansablemente y de forma conjunta para lograr el empoderamiento económico femenino de nuestra ciudad.
Vanessa Linares De Ramírez